Ragusa se ilumina de ‘Sutta’ a ‘Supra
Este año, del 4 al 6 de octubre, Ibla Buskers 2024 volcó su magia en Ragusa “Supra”, un barrio con una historia especial y profundamente vinculado al renacimiento de la ciudad tras el devastador terremoto de 1693. En esta edición especial, el festival llevó luces, sonidos y energía al barrio de Ragusa “Supra”, un lugar que los organizadores describieron como “en apuros”, pero que volvió a brillar gracias al arte y la vitalidad de los artistas callejeros.
Con el espíritu original del festival intacto, Ibla Buskers 2024 transformó las calles de Ragusa “Supra” en un escenario vivo, donde artistas de todo tipo -malabaristas, acróbatas, músicos y artistas internacionales- dieron vida a espectáculos capaces de despertar la curiosidad y el entusiasmo del público, al tiempo que atraían nuevas miradas hacia los atractivos históricos y artísticos del distrito. Los colores, las luces y los sonidos que llenaron “Supra” durante tres días aportaron nueva energía al distrito, creando una fiesta atractiva que reunió a residentes y visitantes en un ambiente de alegría y convivencia. El objetivo de esta edición no era sólo celebrar el arte, sino también centrar la atención en una parte de la ciudad que aún tiene mucho que ofrecer.
En memoria de Henry Blondeau: el icono del festival
Uno de los momentos más emotivos de esta edición fue el recuerdo de Henry Blondeau, artista y músico callejero de finales del siglo XIX, que se ha convertido en una figura simbólica para el festival. Blondeau, aeronauta, trapecista y gimnasta belga, está vinculado de forma trágica y romántica a la historia de Ragusa. Durante la fiesta de San Juan, el 3 de septiembre de 1890, Blondeau realizó un audaz espectáculo con su globo aerostático. En lugar de utilizar la tradicional cesta, realizó acrobacias suspendido en un trapecio, a gran altura, ante los ojos de una multitud extasiada. Aquel día, sin embargo, se levantó de repente un fuerte viento de mistral. A pesar de los riesgos, Blondeau decidió emprender el vuelo de todos modos, pero el globo voló por los aires y se estrelló trágicamente contra las rocas de los montes Iblei.
Este episodio ha permanecido indeleble en la memoria histórica de la ciudad, hasta el punto de que cuando nació la primera edición de Ibla Buskers en 1995, se eligió su figura y su globo aerostático como símbolo central de la aventura. El festival, al igual que aquel globo aerostático, quería elevarse por encima de las dificultades y revitalizar el barrio de Ragusa Ibla y su tradición artística, trayendo consigo sueños, imaginación y el valor de volar alto, incluso frente a los obstáculos.
Un festival para todos: arte que une
Como siempre, Ibla Buskers consiguió implicar a un público heterogéneo: niños fascinados por las acrobacias y los colores, adultos cautivados por la habilidad de los artistas y el ambiente intemporal de las calles históricas de Ragusa. Entre espectáculo y espectáculo, la gente tuvo la oportunidad de redescubrir el patrimonio arquitectónico del distrito, paseando entre antiguos palacios, iglesias y monumentos que cuentan la historia de la ciudad y sus habitantes.
Un año más, Ibla Buskers se confirmó como una cita ineludible, no sólo para los amantes del arte callejero, sino para cualquiera que desee sumergirse en la magia del barroco ragusano, enriquecida por el dinamismo de los artistas y la vitalidad del público.
La edición de 2024 representó un paso importante para el futuro del festival, reafirmando su papel no sólo como acontecimiento cultural de importancia internacional, sino también como herramienta para redescubrir y valorizar el territorio en todas sus formas. Ragusa “Supra” y su comunidad tuvieron, gracias a esta edición especial, la oportunidad de renacer, al igual que Henry Blondeau, símbolo eterno de un vuelo hacia el infinito.